Ficha de partido: 15.12.1953: Valencia CF 0 - 3 Independiente Avellaneda

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
0 - 3
Ind. Avellaneda
Ind. Avellaneda

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Grillo
15'
Cruz
34'
Bonelli
37'
Antonio FuertesEnrique Buqué
45'
Cesáreo LópezQuique Martín
45'
Daniel MañóSócrates Belenguer
45'
Descanso
45'
GattiGenconnato
45'
GilE. Varaca
45'
MonsegréBarrasa
45'
SorrenónVaraca
45'
Vicente AsensiFrancisco Sendra
45'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: Ind. Avellaneda

Records vs Ind. Avellaneda

Máximo goleador: Ninguno
Goleador rival: Grillo (1 goles)
Mayor victoria: Ninguna
Mayor derrota: 0 - 3 (15.12.1953)
Más repetido: 0-0 (1 veces)

Crónica

No ha sido posible vencer a los argentinos. Al igual que en Chamartín, han ganado sin que su puerta se viera batida ni una sola vez. Allá fueron seis tantos, y aquí tres. Pero la victoria marchó otra vez con ellos, como en justicia correspondía. Y es que después de la lección que hoy ha dado el Independiente, debemos convenir en que precisa revisar un poco nuestro fútbol.

No se puede ganar estando constantemente en inferioridad numérica en las jugadas. El Independiente tenía siempre a cinco hombres al ataque y otros cinco o seis en la defensa, contra tres o cuatro delanteros del Valencia, que inquietaban su puerta, y dos y hasta tres hombres en su zaga. Estaban siempre en proporción de dos a uno, o tres a dos, cuando menos. Y de esta forma no había posibilidad de ganar. ¿Quieren ustedes un detalle elocuente? Pues ahí va. El Valencia ha sacado un total de diecisiete córners contra los argentinos, y ni en una sola ocasión se pudo batir su puerta, ni casi inquietarla, porque aquellos tiempos en que el córner era medio gol pasaron a la historia. Y sobre todo tratándose de un equipo que sabe defender su puerta como lo han hecho los argentinos.

Mayoría numérica siempre sobre el campo, lo mismo en el ataque que en la defensa. Mayoría, producto de una mejor preparación física de todos sus jugadores, con la mira puesta en la elasticidad del músculo y no en la hipertrofia del mismo. Rapidez, producto también de la mejor administración de fuerzas que siempre hicieron los argentinos estando colocados todos y cada uno de ellos en el lugar preciso en que debían de estar, para acudir, sin esfuerzo, donde las circunstancias lo demandaran. Y esto se llama, no sólo preparación física y técnica, sino también superioridad táctica, concreta y terminante.

Y, ¿quién pone en duda que los argentinos juegan la WM? Suponemos que después del partido de Mestalla y se habrán convencido de lo contrario. Porque importa poco que en la espalda se lleve un número u otro. Lo que vale es que atrás estuvieron siempre tres hombres, en este caso ostentando los números dos, tres y seis, con el cuatro y cinco de volantes y toda la delantera avanzando en bloque, debidamente situados para apoyar sus jugadas. Un conjunto de gran armonía, moviéndose sin gran esfuerzo, de la misma manera que hacía el paso o tiraban a gol, dando la impresión de que apenas tocaban la pelota que, sin embargo, llegaba al compañero exactamente o entraba en la meta valenciana, formidablemente colocada de manera que el meta nada tenía que hacer.

Así nos marcaron los tres tantos. Los tres durante el primer tiempo y aprovechando, dos de las veces, rápidos contraataques en los que pillaban a los defensas valencianos adelantados. Tres goles de ejecución brillante, aun cuando la preparación de los mismos fuera bien parca, sin que intervinieran en la jugada no más de dos jugadores.

A los quince minutos consiguieron el primero, obra de Grillo, en un remate muy hábil, desde fuera del área, colocando exactamente la pelota en el ángulo contrario. A los treinta y cuatro minutos, el segundo, en un contraataque velocísimo, adelantando Bonelli la pelota a Cruz, quien aprovechó una inoportuna salida de Quique para pasar la pelota por encima de él y marcar. Y tres minutos después, el terceo y último, muy bien preparado por Grillo para que Bonelli marcara sin gran esfuerzo.

En la segunda parte no hubo goles, aun cuando los argentinos todavía procuraran lograrlos. Pero es que entonces, el Valencia, con cuatro hombres, lanzóse a un furioso contraataque, sin mejores frutos que en el primero, porque los argentinos continuaban en ventaja ante su puerta y también porque los delanteros del Independiente, sobre todo los extremos, estaban siempre en su sitio esperando intervenir en la jugada, en la plenitud de sus energías, mientras que los extremos del Valencia las derrocharon inútilmente, adentrándose en el campo y coagulando todavía más el juego frente a la puerta del Independiente.

Y Wilkes, ¿qué hizo? se preguntarán ustedes. Lo que buenamente pudo. Porque, téngase en cuenta que sus adversarios de esta vez no eran, ni mucho menos, los que otras veces le marcaron, y esta tarde tuvo siempre a dos hombres vigilándole, el tres y el cinco, para cerrarle el paso, incluso echando mano de recursos, sino punibles, tampoco deportivos, como las medias planchas y el entrar saltando con los dos pies a la vez. Faltas prodigadas, incluso, dentro del área, aunque a decir verdad, ninguna de ellas fuesen merecedoras del castigo máximo, pedido por cierta parte del público increpando a Tamarit Falaguera.

Digamos que el encuentro resultó vistoso, deleitándonos con la buena lección de fútbol presenciado, que el campo vióse totalmente lleno, dando a entender como el público sabe estimar los esfuerzos del club, aun a costa del sacrificio que supone abandonar las ocupaciones en día laborable.

Que el Independiente ha confirmado su fama de buen equipo, que ya se le vio en Madrid, por más que todavía no haya podido borrar el recuerdo de aquel San Lorenzo y del Racing. Que esta tarde, su máxima estrella fue Grillo, que ha brillado en el primer tiempo, pero que a la misma altura estuvieron la generalidad de sus compañeros, desde el portero al extremo izquierdo. Digamos también que con Grillo brilló, especialmente, el interior derecha Ceconnato, el centro Bonelli, el volante derecho y el zaguero central Violini. En una palabra, todo el equipo.

Pero no olvidemos decir que el Valencia ha hecho, en conjunto, un buen partido. Sobre todo en el aspecto individual. Todos sus jugadores se han batido muy bien y con mucho entusiasmo siempre. Les han superado sus adversarios en la facilidad de desmarque, en la forma de evolucionar sobre el campo y en la manera de tirar a gol, sin esfuerzo, pero colocando la pelota, alló donde querían fuera.

En fin, un resultado adverso ante un adversario de categoría como el Independiente. Mejor, sin embargo, que el conseguido por el Madrid. Ya veremos si tan bueno o mejor, también, que los otros que se den en su gira por España. Y no se olvide que el Valencia ha tenido que jugar sin tres de sus titulares y después del duro encuentro de Sarriá, mientras que los argentinos estaban descansados de ocho días.