Ficha de partido: 29.06.1941: RCD Espanyol 1 - 3 Valencia CF

Ficha de partido

RCD Espanyol
RCD Espanyol
1 - 3
Valencia CF
Valencia CF

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Mundo Suárez
10'
Mundo SuárezAsist: Guillermo Gorostiza
25'
Descanso
45'
Vicente AsensiAsist: Epi Fernández
58'
Teruel (Pen.)
75'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Chamartín
Aforo: 15.000 espectadores
Ubicación: Madrid (Madrid) 
Inauguración: 17/05/1924

Rival: RCD Espanyol

Records vs RCD Espanyol

Máximo goleador: Mundo Suárez (21 goles)
Goleador rival: Prat (9 goles)
Mayor victoria: 4 - 0 (19.10.2003)
Mayor derrota: 0 - 7 (10.06.1928)
Más repetido: 2-1 (25 veces)

Crónica

El Valencia se ha proclamado nuevo campeón de Copa, poniendo en juego más codicia y más ilusión en el palenque de Chamartín por la consecución de un título que nunca ostentó, y que definitivamente le da entrada en el reducido grupo de históricos indiscutibles sobre los que gira siempre el máximo interés y el máximo prestigio del fútbol nacional. Ha llegado, por fin, el Valencia, a una de las metas doradas que ambicionaba, para dar a mestalla la pátina histórica que venía reclamando su excepcional importancia en el fútbol nacional. Y ha llegado en su temporada cumbre, en el apogeo de su entusiasmo, tras una campaña magnífica de Liga, después de haber rozado la Copa Presidente, entre nuestros mejores cuadros de Liga, eliminando a lo más florido que tomó la salida en la Copa. Son muchos los méritos del Valencia para que se le pueda regatear ahora el título de Campeón de España, indiscutible.

Problemas de escenario
Los problemas de acomodación de una masa de aficionados en una capital de más de un millón de habitantes son de sobra conocidos. Tal vez no lo sea tanto el propósito decidido de resolver el problema que anima a la Delegación Nacional de Deportes. Pero como las indiscreciones periodísticas no tienen ningún valor en los tiempos actuales, sea suficiente afirmar que habrá estadio nacional en Madrid en plazo no lejano, porque la voluntad del Caudillo lo quiere y la resolución del general Moscardó está decidida a obviar los obstáculos. Esto es lo que importa aseverar al traer a colación este último lleno desbordante de Chamartín, que aun pudo ser mayor en otras circunstancias y con otro escenario.

Breves antecedentes
Dignos rivales en una temporada en la que sólo se han señalado algunos "descubrimientos" en el grupo de la segunda división. El Deportivo Español ha descrito una línea irregular con altibajos frecuentes, para llegar con numerosas bajas a la Copa del Generalísimo y reafirmarse cuando casi todos sus hombres salieron del hospital. Entonces cobra toda su potencia y, favorecido además por el sorteo, hace fáciles eliminatorias que le colocan favorito en el trance decisivo. Para el Valencia, la Liga fue el plazo de acomodación y aun de prueba, de los numerosos elementos que han reforzado el cuadro. Entonces, flojeó el equipo, como si la elección de "ases" hubiera sido poco acertada; pero al llegar la Copa, se advirtió bien que el grupo había hallado su homogeneidad eficaz y cuajaba el gran equipo que podía dignamente aspirar al título de campeón.

Extracto del partido
Como casi todos los partidos finales de Copa, el gran espectáculo duró poco tiempo. Esta vez fueron tan sólo veintitantos minutos. Los suficientes para que uno de los bandos se despegara enérgicamente y a favor de la ventaja lograda pudiera defender resueltamente la victoria oUe el otro, además, parecía incapaz de arrebatarle.

La táctica de Copa es de antiguo distinta y aun opuesta a la de Liga. En el equipo valenciano, hay por el fuego, por la decisión y la vertiginosidad, un equipo "copero"; lo cual no quiere decir que haya de ser un conjunto violento, aunque algunas veces roce los límites de la brusquedad. Lo que por otra parte, tampoco es un síntoma alarmante, como algunos pretenden señaSar. Basta para evitar los sustos que en el campo haya un arbitro. Detalle no siempre logrado. La verdadera "furia" del Valencia, en los primeros momentos, halló un sólido enemigo, del que resaltó la línea dé medios, magnífica de colocación y de movilidad. No así los delanteros, que fallaron constantemente en sus arrancadas, y más aun en la obligada asistencia a los medios, que trataban de multiplicarse.

La acometividad valenciana tuvo en Mundo el certero acicate, y en los extremos Gorostiza y Epi, los intrépidos extremos qué, a pesar de estar marcadísimos, cumiplieron perfectamente. Cuando los medios españolistas neutralizaban el ímpetu arrollador, mandaba la mejor calidad de juego, que en el ataque blanqui-azul, carecía de rematadores. Así que la vehemencia invadía las líneas españolistas, los peligros se cernían sobre la meta catalana, cuyos defensores estuvieron el domingo poco afortunados.

El primer tanto, fue un típico producto de esta avasalladora impetuosidad: Mundo se hizo dueño de la pelota y arrancando perpendicuiarmente a la meta, sorteó dos durísimas entradas y, sobre la rapidísima marcha, con la izquierda, empalmó un tiro magnífico, rotundo y espectacular, que fue a chocar con la arista del poste lateral. La estirada de Martorell no pudo llegar a tiempo, y el balón, luego de tropezar al guardameta, fue a la red entre una tempestad de aplausos y vítores. Todavía, un cuarto de hora más tarde, el Valencia amplía su triunfo: en pleno dominio españolista, los valencianos reaccionan, cercan la meta de Martorell, y se produce una falta que el arbitro no advirtió. Centra Gorostiza, falla el portero la sailida y Mundo clava la pelota por segunda vez. Sin extinguir la ovación, el Español domina intensamente. Sus medios se multiplican y llegan a cercar la meta contraria, pero los disparadores están desafortunados.

El segundo tiempo es de menor intensidad emotiva. Los valencianos cuidan ante todo de defender su ventaja y son dominados. La suerte no acompaña a los españolistas que, por último, se desfondan cuando, a los quince minutos, en un "córner", Asensi coloca oportuno el tercer tanto valenciano. Decidido el encuentro, el Valencia juega a la defensiva. El Español profundiza sin suerte y, en un choque de Juan Ramón con Chas, el arbitro señala "penalty". Lo tira Teruel, que marca imparablemente el tanto españolista. Poco después, Gorostiza deja su extremo y se coloca de tercer defensa para contener los atropellados ataques del Español. Y el partido concluyó con la victoria del Valencia, por 3-1.

Rara vez las finales fueron otra cosa. No hay, pues, motivo para sentirse decepcionados. Un plazo magnífico, al comienzo, que justifica la victoria del Valencia, y una soberbia línea media españolista, que habría neutralizado el fuego enemigo a condición de que los delanteros echaran a su juego otro poquito de fuego. Y tal vez algo de fortuna.

En fin, saludamos jubilosos al Valencia, que se incorpora por vez primera a la lista de campeones, y a cuyo capitán, Juan Ramón, entregó la Copa de S. E. el Generalísimo, el propio general Moscardó, en una impresionante ovación, soberbio epílogo a la gran jornada futbolísitica vivida.