Nacido en Xàtiva y criado en la cantera del histórico Olìmpic, José Richart se había convertido a mediados de los años 30 en uno de los mejores extremos izquierdos de la región y en el líder del equipo. El club había alcanzado la final del campeonato nacional amateur, aunque perdió la final contra el Real Unión de Irún por 2-1 en Barcelona. Pese a la derrota, la clasificación para la final constituyó un verdadero hito en la capital de La Costera, y José se convirtió en uno de los jugadores más codiciados para los equipos de Primera. Luis Colina no se anduvo con rodeos y se hizo con los servicios del extremo, que al poco de llegar ya se había convertido en titular indiscutible y en uno de los ídolos de la afición.

Era un jugador con regate y desborde por banda, cuyos centros medidos y templados eran medio gol para los delanteros. Pero, además, Richart tenía gol, y de hecho marcó 5 goles en los 11 partidos que jugó en Primera con el Valencia en la temporada 1934-1935. El 6 de noviembre de 1934 su pueblo le tributó un multitudinario homenaje en el Camp de La Murta, ante enorme concurrencia y con la máxima expectación en el campo, se enfrentaron los dos finalistas del campeonato nacional, profesional y amateur. El Valencia envió a su primerísimo equipo, y Richart, que jugó medio tiempo con cada equipo, fue uno de los goleadores, junto a Vilanova, de una inolvidable fiesta que finalizó con victoria valencianista por 0-3.

Sin embargo, Richart seguía teniendo ficha amateur, y en 1935 pidió una mejora contractual y un aumento salarial que el club le negó, por lo que pasó el curso del 36 en rebeldía y sin jugar. Fue una lástima, porque era probablemente el jugador más creativo de la plantilla. Volvió en la 1936-1937 para marcar 18 goles en 29 partidos, entre amistosos, Regional, Liga del Mediterráneo y Copa de la España Libre. Desafortunadamente, como muchos otros jugadores, José Richart vio truncada su progresión por el inicio de la Guerra Civil. Una vez finalizado el conflicto bélico, siguió una temporada más en el Valencia, pero sólo jugó un partido del Regional contra el Castellón. El equipo se había reforzado mucho y apenas había oportunidades, por lo que decidió fichar por el Alcoyano en el verano de 1940, donde puso punto y final a su carrera deportiva pocos años después.